La palabra “peeling” proviene del inglés “to peel” que significa pelar. Es decir, se trata de una exfoliación o descamación de la piel que utiliza sustancias químicas o mecánicas sobre la piel para renovar sus capas y eliminar imperfecciones. El objetivo principal es obtener una disminución de las arrugas y, por supuesto, una piel rejuvenecida y luminosa. Además, el peeling sirve como tratamiento del acné y sus secuelas: la piel grasa y las manchas cutáneas. Los tipos de peeling se definen por el tipo de daño que hacen en la piel: los superficiales no afectan la piel por debajo de la epidermis, los medianos llegan a la dermis y los profundos a la capa más profunda de la misma.
Los cuidados posteriores son: evitar la exposición solar y utilizar protección solar alta obligatoriamente entre 1 y 3 meses después. El médico puede indicarte algunas otras medidas de cuidado necesarias.
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